Obstrucción, mastitis y absceso

Obstrucción mamaria

Se trata de la obstrucción de algún conducto galactóforo. Las obstrucciones están causadas por alteraciones de bacterias con capacidad de hacer biofilms: significa que al proliferar se adhieren a las paredes de los conductos junto con moléculas de calcio y los acaban taponando.

¿Qué se siente?

Una obstrucción se siente como un bulto duro y doloroso en algún cuadrante de una mama. La zona más habitual donde suele ocurrir es en el cuadrante superior que toca a la axila. Puede acompañarse de febrícula y malestar pero si el bulto no está caliente y rojo, y no hay fiebre mayor de 38. 5 º C, no se considera mastitis, ya que la disbiosis bacteriana implicada es leve y se puede tratar fácilmente.

¿Qué hacer?

NO aplicar calor local: está demostrado que dispara el crecimiento bacteriano y puede por lo tanto empeorar el cuadro.

Masajear la zona durante unos tres minutos, con un cepillo de pelo de bebé o de dientes suave, con movimientos redondos, y en dirección al pezón.

Colocar el niño a mamar, de manera que la barbilla quede justo encima, o por lo menos en dirección a la obstrucción. Esto se hace por que la zona de pecho que queda mejor drenada es la que queda situada bajo la barbilla del bebé. Por ejemplo, si la obstrucción es en el cuadrante superior externo del pecho (tocando a la axila), la posición será en rugby (el niño por debajo del brazo, sus pies salen por detrás de la espalda, y su cabeza descansa sobre tu mano).

Si te queda una mano libre, masajea la zona en redondo y hacia el pezón , mientras el niño mama.

Puede estar indicado el tratamiento con probióticos específicos para la lactancia. Consulta con tu comadrona u otro profesional especializado en lactancia.

Mastitis

Actualmente resulta algo confuso hablar de mastitis ya que se trata de una expresión genérica (literalmente «inflamación de la mama») que distintos profesionales e investigadores usan para referirse a patologías causadas por distintos tipos de cepas bacterianas y con distinta sintomatología.

Tradicionalmente se ha usado para referirse a un tipo concreto de infección, la causada por S. Aureus, con una sintomatología muy concreta, y todavía hoy en mucha bibliografía, cuando se habla de «mastitis», se hace referencia exclusivamente a este tipo concreto de patología.

Otros investigadores han propuesto nuevas clasificaciones de mastitis, en función del agente etiológico que produzca la infección, pero no todos los investigadores usan esta clasificación.

tabla tipos de mastitis

En este artículo nos referiremos exclusivamente a las llamadas «mastitis tradicionales», «mastitis agudas» o simplemente «mastitis», cuyo agente etiológico es el S. Aureus.

¿Qué se siente?

Si de repente la madre tuviera temblores, fiebre más alta de 38´5º C (menos no se considera mastitis), malestar importante, sensación de debilidad, y una zona de un pecho dura y redondeada, muy caliente y roja, sería una mastitis o mastitis aguda. Al mismo tiempo la mastitis da como síntomas astenia y decaimiento importantes. A veces, la madre no se siente capaz ni de sostener a su bebé en brazos.

Se suele decir que la mastitis es una obstrucción que se ha infectado, aunque posiblemente sería más exacto describirlo como una proliferación de S. Aureus que se ha multiplicado hasta niveles que se consideran «infecciosos» desplazando al resto de la flora bacteriana. Normalmente ocurre en un solo pecho y en un solo cuadrante.

La leche humana contiene muchos tipos de bacterias conviviendo en armonía que forman parte de la inmunidad de la leche. En determinadas situaciones es posible que algunas cepas crezcan de manera excesiva y hagan desaparecer al resto, causando una disbiosis bacteriana grave.

Este principio es el mismo para todos los tipos de mastitis. Para saber que ocurre en el caso de mastitis subagudas (según clasificación cuadro anterior) se puede consultar nuestro informe sobre dolor de pezones causado por una infección.

Pero a diferencia de lo que ocurre con otras especies de bacterias, el S. Aureus  no suele estar presente en la glándula mamaria en condiciones fisiológicas. Sin embargo, muchas personas son portadoras, se forma sintomática o asintomática, y pueden colonizar la glándula mamaria durante la lactancia.

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¿Qué hacer?

Consultar con la comadrona o con el médico. Recomendaran antiinflamatorios/antipiréticos para bajar la fiebre y la inflamación, también descanso en cama y sobre todo drenar ese pecho lo más posible. También pautarán probablemente probióticos específicos para la lactancia materna.

Si no hay mejoría en un plazo de 24 o 48h el médico recetará un antibiótico adecuado, compatible con la lactancia. Hay que seguir el tratamiento hasta el final, aunque los síntomas desaparezcan en pocas horas, pues una mastitis mal curada puede acabar en un absceso.

A pesar de ser una infección, la leche no le hace ningún daño al bebé. Es muy importante seguir dando de mamar del pecho afectado, pues dejar de amamantar podría facilitar que se desarrollara un absceso. La retención de leche dispara la fiebre, por ello es importante mantener el pecho blando. Puede ser de ayuda un sacaleches si después de amamantar el pecho todavía está duro, aunque no siempre es fácil extraerse leche con mastitis.

Cuando hay una mastitis la leche se vuelve algo salada en el pecho afecto y algunos bebés lo rechazan. En ese caso es especialmente importante drenar con un sacaleches o de forma manual.

Es importante hacer reposo durante unos días, y para ello será necesario tener el apoyo de la familia. A menudo, detrás de una mastitis, hay un fuerte agotamiento de la mamá, o quizás fuertes tensiones familiares, y tener una mastitis es una manera que tiene nuestro cuerpo de llamarnos la atención, y de hacer que miremos un poquito por nosotras.

Absceso mamario

En un pequeño porcentaje de casos de mastitis, el tejido mamario reacciona tratando de aislar a las bacterias causantes de la mastitis en una cápsula de tejido conjuntivo, lo que conduce a la formación de abscesos. Los principales agentes etiológicos de abscesos son prácticamente los mismos que los causantes de mastitis, siendo el S. Aureus la principal especie implicada.

absceso

La mayoría de abscesos mamarios tienen su origen en una mastitis infecciosa debido a un tratamiento tardío o inadecuado, a las características de la cepa bacteriana implicada o a la respuesta de la propia glándula mamaria.  La zona roja, caliente y dolorosa que había inicialmente en el pecho, se muestra ahora dura externamente, pero fluctuante a la palpación, con la piel muy roja tensa y brillante. Es frecuente que ya no haya fiebre o solo febrícula y la madre se sienta algo mejor de estado general, pero el dolor es mayor.

La ecografía puede resultar útil en el diagnóstico y tratamiento del absceso mamario. Es posible puncionar con aguja guiada por ecografía y colocar un catéter de drenaje con buen resultado. Aunque la actuación actual más frecuente es abrir y drenar en quirófano bajo anestesia general dejando un drenaje que se va retirando poco a poco manteniéndose durante varios días.

Sigue siendo importante que el niño mame, porque si se retiene leche empeora el cuadro. Para ayudar puedes pedir que en lo posible la incisión esté lo más alejada posible del pezón y la areola.

Varias madres que han venido a nuestros grupos han seguido amamantando tras tener y superar un absceso mamario.

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Bibliografia

Lawrence RA, Llawrence RM. Lactancia materna. Una guía para la profesión médica. 6ª edición. St. Luis: Elsevier Mosby, 2005

Mastitis, el lado oscuro de la lactancia. Microbiota mamaria: de la fisiología a la mastitis. Editores: Leónides Fernández y Juan Miguel Rodríguez. Madrid 2013

 

Artículo redactado por Inma Marcos. Asesora de Lactancia de ALBA. Comadrona. IBCLC.
Revisado por Eulàlia Torras. Asesora de Lactancia de ALBA.