Cuando mamá está enferma

«Estoy enferma. Y ahora, ¿qué le pasará a mi bebé?

La lactancia puede continuar sin interrupción cuando te pones enferma. Tu leche no sólo seguirá siendo la mejor del mundo para tu hijo, sino que además le aportará anticuerpos específicos para hacer frente a tu enfermedad, de la que muy probablemente se habrá contagiado.

Hay que tener en cuenta que durante el periodo de incubación las enfermedades no manifiestan síntomas, aunque ya pueden ser contagiosas. Un bebé cuya madre esté enferma también habrá estado expuesto al contagio, incluso durante el periodo de incubación asintomático que ha pasado su madre. Destetando o recomendando el destete a un bebé que puede estar incubando una enfermedad lo estaremos privando de unas defensas que le serán muy útiles para recuperar la salud y protegerse de futuras infecciones.

«Tengo que tomar medicamentos, ¿pasarán a mi leche?»

Casi todos los medicamentos pasan a la leche, pero en cantidades tan ínfimas que no le harán ningún daño a tu bebé. Siempre será más beneficioso para la salud de tu hijo seguir con la lactancia materna, con sus nutrientes y sus defensas, aunque contenga pequeñas cantidades de medicamento, que recurrir a la alimentación artificial.

Son muy pocos los medicamentos incompatibles con la lactancia materna, y en la mayoría de casos se pueden sustituir por otros plenamente compatibles.

El Equipo de Pediatría del Hospital Marina Alta de Denia (Alicante) ha creado una magnífica web en la que se puede consultar en línea la compatibilidad de cualquier medicamento con la lactancia materna:

http://www.e-lactancia.org

Por su parte, la Academia Americana de Pediatría ha publicado una lista con muchos de los medicamentos más habituales:

http://www.aeped.es/pdf-docs/lm-aap2001.pdf

Finalmente, existen también libros específicos en los que todos los profesionales de la salud pueden consultar la compatibilidad de cualquier medicamento con la lactancia, puesto que las recomendaciones que se dan en los prospectos de los medicamentos a menudo son alarmistas y carecen de base científica.

De hecho, la inmensa mayoría de los prospectos advierte acerca de los efectos secundarios de los fármacos bajo el apartado «embarazo y lactancia» como si fueran la misma cosa, cuando en realidad se trata de dos situaciones muy distintas: en la primera, cualquier sustancia que llegue al torrente sanguíneo de la madre pasa al feto en idéntica concentración, mientras que en la segunda sólo una cantidad mínima de medicamento pasa a la leche que toma el bebé, y por lo general, haría falta intoxicar a la madre con esa misma sustancia para que le hiciera algún efecto a su hijo.

Algunas preguntas que pueden ayudar a un profesional de la salud a evaluar la situación son:

  • ¿En qué cantidad tal medicamento pasa a la leche?
  • ¿Cuántos litros de leche al día debería tomar el bebé para que el medicamento que está tomando la madre le produjera algún efecto?
  • Aun en el supuesto de que determinado medicamento pudiera tener algún efecto sobre el bebé, ¿le resultaría perjudicial?
  • ¿El riesgo potencial de ese medicamento para la salud del bebé es superior a los beneficios de la lactancia materna?

Suspender la lactancia materna sin una razón científicamente probada y documentada es claramente una actitud irresponsable por parte de cualquier profesional de la salud y una falta de respeto hacia las necesidades del bebé y el derecho de toda madre a amamantar a su hijo.

«Ya sé que puedo amamantar estando enferma, pero todavía tengo dudas»

¿Te angustia poder perjudicar la salud de tu hijo? ¿Te sientes insegura sobre los efectos que pueda tener sobre tu bebé el medicamento que debes tomar? No quieres que tu bebé corra ningún peligro por el hecho de continuar con la lactancia. Por eso, si todavía tienes dudas, lo mejor es que te pongas en contacto con un profesional de la salud especializado en lactancia. Los grupos de apoyo colaboramos con profesionales sanitarios a los que derivamos este tipo de consultas médicas y, si quieres, te podemos poner en contacto con alguno de ellos, bien por teléfono o por correo electrónico.

Cuando mamá está hospitalizada

Si la madre lactante está ingresada, debería poder mantener el contacto con su bebé y habría que promover la continuidad de la lactancia. Dependiendo de la gravedad del estado de la madre y de si la enfermedad no es contagiosa, se puede intentar pedir una habitación individual en el centro hospitalario, para poder mantener la cohabitación y facilitar la lactancia.

«Pero, ¿hay alguna enfermedad que me impida amamantar?»

Por suerte, son pocas las enfermedades incompatibles con la lactancia.

Enfermedades infecciosas leves

En general, los procesos infecciosos leves que sufre la madre (gripe, resfriados, infección urinaria, gastroenteritis, etc) no afectan a la producción de leche ni a la composición de la misma, y tampoco se transmiten por la leche materna. Al contrario, lo que suele ocurrir es que, a los pocos días de haber contraído la madre la infección, aparecen en la leche anticuerpos específicos contra el agente causante de la misma que pueden proteger al bebé total o parcialmente. En estos casos, no sólo la madre puede seguir amamantando, sino que es muy importante que lo haga.

Hepatitis B

La hepatitis B no se transmite por la lactancia materna. Cuando una embarazada es portadora del virus, se administra al recién nacido la inmunoglobulina específica y la vacuna contra la hepatitis B, para impedir que desarrolle la enfermedad, pero podrá seguir mamando sin temor.

Hepatitis C

La hepatitis C no se transmite por la lactancia materna.

Tuberculosis

La tuberculosis pulmonar no se transmite a través de la leche, sino por el aire. Es posible que el bebé se contagie, pero no por tomar el pecho, sino por estar expuesto al mismo entorno que la madre afectada.

Varicela-herpes zoster

El herpes zoster y la varicela están causados por el mismo virus. En el recién nacido, se considera una enfermedad grave. Por eso, si la madre inicia una varicela entre 5 días antes del parto y 2 días después, el recién nacido debe recibir inmunoglobulina específica antes de que pasen 72 horas del nacimiento o del contacto. Más alla de ese plazo no es tan peligroso para el bebé que su madre desarrolle la enfermedad, pero por vigilancia suelen ingresar a los bebés que enferman de varicela menores de un mes de vida. La varicela es contagiosa desde varios días antes de aparecer la erupción, de ahí la inutilidad de aislar al lactante de su madre recién diagnosticada.

Herpes simple

El virus del herpes simple se ha aislado en la leche materna, pero su transmisión por esta vía es rara. Únicamente si la madre presenta lesiones de herpes activas en los pezones o cerca de ellos debe interrumpirse la lactancia materna hasta que se curen. Si el herpes se localiza en un solo pecho, el niño puede seguir mamando del otro pecho hasta que sanen las lesiones del afectado. Para prevenir el contagio, es importante el lavado cuidadoso de las manos y cubrir las lesiones activas de la piel.

Hipertiroidismo

El hipertoidismo no es una contraindicación para la lactancia. Los medicamentos antitiroideos son plenamente compatibles con el amamantamiento. Puede resultar difícil acertar con la dosis necesaria para cada paciente, y seguramente habrá que hacer controles periódicos, pero incluso si la madre sufre un hipotiroidismo por estar tomando demasiado medicamento no le pasará nada al bebé (Azizi H, Khoshniat H, H Bahrainian, Hedayati M. «función de la tiroides y el desarrollo intelectual de los niños teniendo atendido por metimazol Mathers»Clin Endocrinol Metab2000; 85:3233-8).

Hipotiroidismo

El tratamiento hormonal que se da a las madres regula los niveles de tiroxina, la madre hipotiroidea en tratamiento puede dar el pecho, la hormona pasa a la leche pero en los valores iguales que tiene la leche de madres sin hipotiroidismo. La tiroxina es un componente normal de la leche materna.

El hipotiroidismo no tratado puede causar hipogalactia en la madre.

Hipertensión y cardiopatías

La lactancia no constituye una sobrecarga para el sistema cardiovasulcar de la madre. La oxitocina puede disminuir la presión arterial (Robson, SC, Dunlop W, Chicos RJ, Hunter S. Haemodynamiceffproyectos de breste-feeding. Br J Obstet GynaECOL 1989; 96:1106-8)

Depresión

Ni la depresión ni el tratamiento farmacológico de la misma requieren que la madre tenga que abandonar la lactancia. Hay que evaluar y seleccionar la medicación que se va a dar a la madre y apoyarla en su intento de compatibilizar ambas cosas.

VIH – SIDA

Caso aparte es el SIDA. Los bebés amamantados de madres Portadoras de VIH o enfermas de SIDA pueden contagiarse de esta enfermedad, y dada su gravedad es aconsejable no amamantar, salvo que la madre viva en condiciones de salubridad deficiente (dificultad para obtener agua potable y lavar adecuadamente los biberones), en las que el riesgo de muerte para el bebé alimentado con leche artificial sea superior al de ser contagiado con anticuerpos.

Según los últimos estudios realizados (Iliff y col., 2005; Coovadia y col., 2007), los bebés que toman lactancia mixta son más propensos a contagiarse de SIDA a través de la leche que los que toman lactancia materna exclusiva (esto es así porque, al parecer, los microbios o las proteínas extrañas presentes en otros alimentos producen minúsculas lesiones en la mucosa digestiva, lo que permite la entrada del virus).

Si se confirman estos datos es posible que en el futuro se recomiende la lactancia materna exclusiva estrictamente – ¡sin ni siquiera agua! – en estos casos hasta que no se pueda demorar más la introducción de la alimentación complementaria.

Alergias

Las madres alérgicas pueden y deben dar el pecho, pues su hijo tiene más posibilidades de desarrollar algún tipo de alergia o intolerancia. Si a la madre se le desencadena una reacción alérgica hay antihistamínicos compatibles con la lactancia. La madre debe informar al médico que está dando el pecho pues hay algún antihistamínico que disminuye de manera considerable la producción de leche

Asma

Las madres que sufren asma y requieren el uso de broncodilatadores pueden amamantar sin problemas, la medicación es segura para sus hijos.

Epilepsia

Prácticamente todos los antiepilépticos son plenamente compatibles con la lactancia. No se debería dejar de dar el pecho ni desaconsejarlo. Tomar la medicación y dar el pecho es lo ideal tanto para madre como para el bebé.

Miopía

Dar el pecho no agrava la miopía. Se trata de un mito.

Caries

Las madres que tengan problemas odontológicos y necesiten ir al dentista pueden hacerlo sin temor. Las intervenciones que realiza el dentista (empastes, analgesia, anestesia, extracción, …) son compatibles con la lactancia. Una vez se sale de la consulta ya se puede volver a amantar.

Diabetes

Las madres diabéticas pueden dar el pecho. La leche es completamente normal. La insulina no pasa a la leche. Muchas madres observan que, mientras dan el pecho, se controlan con menos insulina que de costumbre.

Es recomendable que las madres extremen sus controles glucémicos cuando los niños hagan crisis de crecimiento («estirones»), huelgas de lactancia, etcétera, ya que la disminución o aumento del número de tomas del niño durante unos días repercute en el gasto metabólico materno.

Cáncer

Entre las enfermedades no infecciosas, el cáncer es la única que puede representar una contraindicación para la lactancia, no por el posible riesgo de transmisión a través de la leche, que es inexistente, sino por los tratamientos, que sí pueden ser incompatibles con dar el pecho.

Sin embargo, la lactancia se puede interrumpir durante el tiempo necesario para realizar el tratamiento y reanudarse una vez concluya éste, aunque para ello se necesitará mucha información y establecer un plan personal. Como siempre, los grupos de apoyo están ahí para ayudarte si por desgracia te encuentras en una situación de este tipo.

Pruebas diagnósticas

Radiografías

No están contraindicadas durante la lactancia. La leche no se irradía ni altera sus propiedades. No hace falta ningún tiempo esperan antes de dar el pecho, ni por supuesto desecharla.

Lo mismo se aplica a: mamografías, ecografías, tomografías computerizadas TAC, resonancias magnéticas nucleares.

Contrastes y contrastes iodados

Los contrastes iodados apenas pasan a la leche y no se absorben por vía oral. No hace falta ningún tiempo de espera antes de dar el pecho, ni por supuesto desecharla.

Gammagrafía

Para realizar las gammagrafías se utilizan isótopos radiactivos. Hay una gran variedad de ellos, lo que permite al médico, junto a la madre lactante, buscar el isótopo con una vida media más corta.

Si el isótopo que se va a emplear tiene una vida media muy larga, hay que almacenar leche antes de la prueba. Esta leche es la que se va a dar al bebé los días que la madre no pueda lactar directamente. La leche que la madre fabrica durante los días que no puede dar el pecho al bebé, será extraída y congelada, pues una vez pasen 10 vidas medias la leche es segura y puede ser utilizada.

Vida media: se define como tiempo de vida media, el tiempo necesario para que se consuma o se transforme la mitad de la concentración inicial del reactivo.

Anestesia

Si la madre debe ser anestesiada, por ejemplo en el caso de una intervención quirúrgica, la lactancia puede seguir en el momento que la madre esté despierta, pues la anestesia es metabolizada y no se acumula en la leche. No hace falta desechar la leche ni suspender la lactancia.

 

Artículo redactado por Alba Padró e Inma Marcos. Asesoras de Lactancia de ALBA. IBCLC.
Revisado por Eulàlia Torras. Asesora de de Lactancia de ALBA.
Con la colaboración de la Dra. Hertènsia Vallverdú

 


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