Vivencia de Mari Carmen

Soy mama de un bebé de 9 meses y una semana al cual alimento con leche materna exclusiva y desde los 6 meses le ofrezco la misma comida que como yo sin triturar y él decide que come y que no.

Todo parece muy bonito, pero no empezó tan bien. Hèctor nació en un hospital público con un parto natural sin anestesia, aunque después de mas de dos horas con el bebe encajado y sin poder salir me ofrecieron la posibilidad de ayudarme con ventosas .Tardé media hora mas en decidirme, pero ante el miedo de un sufrimiento innecesario para él, pedí a gritos (literalmente!) ayuda. Dolor horroroso, pero ahí estaba Hèctor, un hermoso niño de 3.9 Kg, mirándome con ojos de agradecimiento…

Lo pusieron al pecho inmediatamente pero se durmió y no hubo manera. Estuvo 15 horas durmiendo y cuando despertó empezaron los problemas con la lactancia.

Dolor cada vez que se cogía al pecho y allí, en el hospital, me dijeron que era normal los primeros dias, así que pezoneras, Purelan y para casa…

Solo me quedaba contar hasta diez, encoger los dejos de los pies, encomendarme a todos los santos que conocía y ofrecer mi pecho al bebé. Así dia tras dia, hora tras hora, porque Hèctor mamaba a todas horas.

Aún así, y pese al dolor, yo pensaba que todo iba bien. Fue por esa época que conocí ALBA y a Inma Marcos. Ella me preguntó por el peso de mi bebé ya que, según supe más tarde, lo vio muy flaquito. Yo no estaba muy segura entonces así que lo pesé y resultó que casi con un mes pesaba 200gr menos que cuando nació. ¿Cómo podía ser si estaba mamando todo el día? Pues por eso, mamaba y mamaba, pero casi no comía porque no sacaba leche. Inma me dijo que era preciso alimentarle rápidamente y me recomendó (mientras yo no consiguiera extraerme suficiente leche) que le diera como ayuda complementaria un hidrolizado de proteínas (para prevenir alergias) que resultó ser carísimo y malísimo de sabor, pero que extrañamente Hèctor comía encantado. También le detectó un frenillo tipo cuatro y me recomendó que consultara con un cirujano pediátrico para que valorara si podría ser conveniente realizar un corte paliativo. También me recomendó que solicitara una analítica de mi leche para descartar que no tuviera una infección severa, que al final resultó que sí tenía.

Despues de varios dias de alimentar a Hèctor con esta leche tan cara tuve que cambiar a una más común porque se escapaba de mis posibilidades y no había manera de bajarle la dosis ya que yo cada vez tenía menos leche.

Así empezamos un círculo vicioso. Yo cada vez tenía menos leche, Hèctor cada vez tomaba mas fórmula y mi infección no remitía, por lo que darle el pecho era una tortura. Probé todos los métodos de alimentación alternativa, jeringuilla, vaso, cuchara, y al final biberón con el método Kassing (un buen sistema).

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Y ¿la infección? No, aquello no era una infección, era una invasión de bacterias en toda regla: PD: 63500 colonias/ml PI: 64000 colonias/ml de diferentes tipos cuando en total lo idóneo son 2000 colonias/ml por pecho. Claro que me dolía ¿cómo no iba a doler?. Conseguí contactar con un doctor con experiencia en este tipo de infecciones que me indicó el antibiótico que debía tomar durante 30 dias. Pero aún con eso no acabé de limpiar. Me recomendaron también para curarme del todo tomar probióticos, o lactobacillus especiales para tratar este tipo de infecciones. Por lo visto al repoblar la flora intestinal, de rebote se consigue repoblar y armonizar la flora bacteriana de la glándula mamaria. Poco a poco y en el transcurso de 2 meses fui haciendo limpio. El dolor iba disminuyendo aunque tenía pequeños rebrotes de dolor intenso que, esmerándome en conseguir un buen agarre del bebe, desaparecían por sí mismos.

Después de un mes con lactancia mixta, Hector tomaba más de 700 ml de fórmula y bien poco de mi leche. Aún así cada hora lo ponía al pecho y a la hora siguiente me ponía el sacaleches para no sacar nada, y así día y noche durante un mes. Mi vida se ceñía a eso, o estaba amamantando al bebé, o sacándome leche o sencillamente estaba sentada en el sofá llorando por haber fallado en lo que mas quería: amamantar a mi bebé…

El tema del frenillo no me lo querían atender en la Seguridad Social. Después de pelear con todos los médicos y enfermeras, y llorar de rabia y desesperación encontré un cirujano que cedió a cortarlo no sin antes decirme que corría de mi cuenta el hacerle sufrir de semejante manera para nada. No me amedrenté, salió toda mi rabia y le dije que sí, que corría yo con esa responsabilidad… Una gran decisión por mi parte, Hèctor con casi 3 meses al fin podía mover la lengua…

Durante ese tiempo Hèctor engordó mas de un kilo y cogió fuerzas para mamar, por lo que me planteé el hecho de intentar volver a la lactancia materna exclusiva, total ya estaba todo perdido y poco más me quedaba por hacer.

Con el asesoramiento de Inma, y sin ninguna confianza, decidí que ya que lo iba a hacer lo haría a lo bestia, o todo o nada… Me fui a casa de mi hermana, con mi niño, con mi dolor de pechos, por que la infección aún no remitía y con el total convencimiento que iba a perder 5 dias.

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El método, sencillo. Teta, teta y más teta. Cuando Hèctor se ponía nervioso, lo soltaba y le daba biberón, todo el que quería, 100, 150 o 200 daba igual, hasta que se quedaba dormido. En cuanto despertaba, teta, si lloraba porque no sacaba, más biberón y así las 24 h del dia, durante 5 dias. Cuidada y mimada por mi hermana, mi cuñado y mis sobrinos fue mas fácil de lo que pensé. Resultado: volví a mi casa dándole solo 90 ml antes de irse a dormir. Más por miedo que por necesidad. Asi que a la semana siguiente también le quité esos 90ml.

Ya ves, quien lo iba a decir, Hèctor con tres meses ya se alimentaba solo de mi!!!

A partir de ahí, todo sencillo. Gracias a la medicación, la investigación, la intervención del frenillo, la mejora de la técnica o de todo un poco (no lo sabría decir con seguridad) ha remitido la infección y ahora dar de mamar es todo un placer. Ver como me mira mientras mama… no tiene precio!!!!

Ahora miro hacia atrás y pienso que todo ha valido la pena. Doy gracias a mi tozudez, a la comprensión de mi pareja, a la fuerza de espíritu de mi madre, a los cuidados de mi hermana Eli, mi cuñado Xavi, mis sobrinos Carla y Marc, y a la insuperable ayuda de Inma Marcos (que haríamos las mamas sin ella?????)

Y sí, ¿por que no?, gracias Hèctor, gracias por existir y enseñarme lo bueno de tenerte, a hacerme fuerte y a luchar.

2 comentarios en “Vivencia de Mari Carmen”

  1. MariCarmen me has hecho llorar.
    Que felicidad que lo hayas logrado.
    Yo también sufri muchos los primeros meses de lactancia por mis pezones invertidos, pero ahora Federico ya tiene 8 meses y es un experto en tomar la teta.

    Muchos Cariños

    Cecilia (argentina)

  2. Gracias por contar tu experiencia. Has sido muy valiente y me alegro muchísimo de que haya tenido un final feliz. Me has dado fuerzas para seguir intentando obtener una LME con mi pequeña a pesar de haber nacido con un frenillo tipo 4. Si logro mi objetivo, me gustaría poder contaros mi experiencia por si le sirve de ayuda a alguien.

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