Hipogalactia o baja producción de leche materna

El miedo a no tener suficiente leche es un temor ancestral que en algún momento de la lactancia afecta a todas las madres. Muchas mujeres dudan de su capacidad para producir leche en cantidad suficiente, si bien en la mayoría de los casos sus temores carecen de fundamento. Son fruto de dudas e inseguridades, que a su vez se deben al desconocimiento de la fisiología de la lactancia y la evolución de la misma en cuanto proceso natural. La presión negativa del entorno también puede influir de forma determinante en la aparición de estos temores.

En ocasiones, sin embargo, la escasa producción de leche materna es una realidad y puede dificultar o impedir el correcto funcionamiento de la lactancia. Por eso resulta crucial detectarla a tiempo y, llegado el caso, iniciar el tratamiento adecuado.

Podemos dividir la hipogalactia según sus causas. Éstas pueden ser transitorias (son las que merman de forma temporal la subida o la producción de leche materna) o permanentes (por lo general relacionadas con trastornos médicos que requieren tratamiento específico).

Pero ¿qué es la hipogalactia?

Llamamos hipogalactia a la escasa producción de leche materna, que no permite obtener un suministro de leche adecuado para satisfacer en exclusiva las necesidades nutricionales del bebé.

¿Hay varios tipos de hipogalactia?

Conviene tener presente que la hipogalactia es un trastorno multifactorial. Es decir, los factores que pueden desencadenarla son numerosos y variados. A veces guardan relación con la madre, otras con el manejo de la lactancia y otras con una deficiente o escasa estimulación de la glándula mamaria. También puede haber varios de estos factores implicados (por ejemplo, una patología materna agravada por una deficiente succión del bebé).

Hipogalactia producida por un mal manejo de la lactancia

En estos casos no existe ninguna dificultad en la producción de leche materna pero por ciertos motivos, que veremos a continuación, la producción de leche merma lo que hace imposible mantener una lactancia materna exclusiva si no se resuelve.

Las causas más probables de una baja producción de leche materna causado por un mal manejo de la lactancia son:

En todos estos casos la hipogalactia se revierte al mejorar lo que la causaba y aumentando la frecuencia de la estimulación y la extracción de leche. También es posible aumentar rápidamente la producción de leche con la técnica de la extracción poderosa.

Una vez comprobado todo esto, si aún así observamos que el bebé se queda con hambre y no aumenta de peso deberíamos buscar otras causas de hipogalactia permanente.

Hipogalactia debida a enfermedades/patologías maternas

Las causas maternas por las que se produce una baja producción de leche materna son muy variadas y podemos afirmar que seguramente aún no las conocemos todas. La lactancia materna funciona mediante una determinada y estructurada partitura hormonal, cualquier desarreglo en las hormonas que se encargan de fabricar la leche puede causar una escasa producción de leche.

Causas de una hipogalactia temporal

Cuando la placenta se separa del útero la subida de la leche se pone en marcha. Esta es la señal que el cuerpo espera, después de la gestación, para empezar a producir leche. Si durante este proceso se produce algún inconveniente, a nivel físico u hormonal, la subida de la leche se puede inhibir o retrasar más horas de las consideradas habituales.

Obesidad mórbida y diabetes

Las mujeres con un índice corporal de 30IMC pueden sufrir un retraso en la subida de la leche, y de la misma manera las mujeres que han sufrido diabetes gestacional o tienen diabetes pueden tener más dificultades para que su cuerpo inicie la producción de leche. Lo habitual es que la leche aparezca, después del calostro, en las 24-72 horas posteriores al parto. En estos casos, a veces, se puede producir un retraso más allá de estas 72 horas habituales.

En estos casos se produce una hipogalactia o baja producción de leche materna, normalmente temporal, por lo que sólo será necesario controlar el peso del bebé y suplementar si pierde demasiado peso. Es importante favorecer el contacto piel con piel a fin de que el bebé no tenga que gastar energía y para estimular el cuerpo de la madre a iniciar el proceso.

Cesáreas de emergencia o cesáreas programadas

Aunque no tiene porqué producirse en todos los casos, en ocasiones, las mujeres que han sido sometidas a una cesárea de emergencia y han pasado mucho miedo o madres a las que se les somete a cesáreas programadas, sin estar de parto, pueden sufrir un retraso en la subida de leche.

El miedo puede ser un inhibidor temporal de la producción de leche y puede retrasar unos días más de lo habitual la subida de la leche.

En el caso de las cesáreas programadas, y pese a que la cesárea en sí misma no retrasa la subida de leche, el cuerpo no está preparado para lactar ya que no ha recibido los estímulos hormonales que le permiten facilitar el proceso. El proceso del parto depende de muchas hormonas, algunas de ellas las mismas que le van a permitir a la madre lactar. En el caso de una cesárea programada el cuerpo de la madre y el bebé pueden no estar listos, lo que puede retrasar la subida de la leche.

También en estos casos el contacto piel con piel con el bebé, la estimulación con sacaleches o manual y la suplementación del bebé, si es necesario, son claves para estabilizar la situación.

Retención de placenta

Como hemos dicho la producción de leche se inicia en el momento en que la placenta se separa del útero. Si queda algún resto de placenta dentro del útero, puede darse una inhibición en la subida de leche ya que el cuerpo no detecta que deben poner el mecanismo de lactogénesis en funcionamiento. La madre produce calostro, pero la subida de leche no se inicia y el calostro se mantiene cuando debería haber aparecido la leche.

Si se sospecha una retención de placenta una ecografía verificará si la madre tiene un trozo de placenta retenido y se procederá a eliminar los dichos restos a fin de evitar una infección y para que el proceso de lactancia se ponga en marcha.

Inhibición farmacológica

Existen ciertos fármacos que pueden inhibir la producción de leche, hay medicamentos específicos para inhibirla, como es el caso de Dostinex (Cabergolina) o medicamentos, como algunos antihistamínicos, que como efecto secundario causan la inhibición de la producción de leche. En este último caso la inhibición suele ser no deseada, a la madre se le prescribe el medicamento y evidencia a las pocas horas una escasa producción. De ser este el caso, una vez se deja de tomar el medicamento que la causa la producción de leche materna se recupera.

Cuando una madre toma Dostinex, después del parto, para no lactar, pero luego cambia de opinión puede sufrir dificultades para normalizar su producción de leche. Ya que el medicamento inhibe la prolactina de manera temporal. Si una mujer ha tomado Dostinex pero desea revertir el proceso puede poner a su bebé a mamar sin que esto esto suponga un riesgo para el bebé. Y es posible recuperar la producción de leche iniciando una relactación.

Bajada de producción post-mastitis

Después de sufrir una mastitis, en los días posteriores, la madre puede percibir un descenso en la producción de leche. Esta situación se resuelve a los pocos días, una vez la glándula ha recobrado la normalidad: baja la inflamación y se recobra el equilibrio bacteriano.

Causas de hipogalactia permanente

Hipoplasia mamaria

Al llegar a la pubertad el pecho de las niñas empieza a desarrollarse. Este desarrollo ocurre por efecto de las hormonas: estrógenos, progesterona… En esta etapa se empieza a formar el interior de la mama, los tejidos que posteriormente se encargarán de producir leche. Y también se empieza a acumular grasa en el pecho que con el tiempo le conferirá su forma característica.

En el caso de la hipoplasia el pecho tiene un crecimiento imperfecto que da lugar a unas mamas de tamaño menor y con escaso tejido mamario en su interior. Las causas de la hipoplasia mamaria pueden ser:

  • Que se produzca un desarrollo imperfecto del tejido mamario, durante la etapa embrionaria.
  • Que la glándula reciba un estímulo hormonal insuficiente o que el tejido del pecho responda inadecuadamente a un estímulo hormonal normal.

No se trata de un pecho de tamaño pequeño, las mujeres que tienen el pecho pequeño disponen de tejido mamario para poder amamantar. El pecho con falta de tejido mamario tiene un aspecto característico:

  • Son pechos muy separados entre ellos
  • La areola y el pezón pueden aparecer más engrosados ​​que el resto del pecho
  • El pecho tiene una forma tubular parece un cono o un tubo.
  • También pueden presentar diferencias muy significativas de volumen entre un pecho y otro.

Son pechos muy característicos que no se pueden confundir con un pecho de tamaño pequeño que lo que le falta es grasa, que les de volumen, pero no tejido mamario.

Durante el embarazo el pecho termina de desarrollarse y se prepara para la lactancia, otro indicativo de posible hipogalactia es que durante la gestación la mujer no nota el típico aumento de volumen del pecho, y a veces tampoco la areola modifica su color y no se oscurece.

En el post parto el pecho tampoco varía demasiado de tamaño y tampoco se nota la característica sensación de plenitud y de peso que conlleva la subida de leche.

Sólo mediante la evolución y el crecimiento del bebé durante los primeros días de vida se puede determinar la necesidad de que sea suplementado.

Trastornos alimentarios que producen amenorreas sostenidas

Durante cada menstruación, nuestro pecho sufre cambios, ya que se desarrolla y crece. Sin embargo, las mujeres que han sufrido trastornos alimentarios durante la pubertad y no han tenido la regla durante meses o, incluso, años pueden sufrir un escaso desarrollo de la glándula, lo que compromete su lactancia en un futuro. Como resultado de esas amenorreas el pecho puede ser hipoplásico y tener poco tejido mamario que puede resultar insuficiente para conseguir una lactancia materna exclusiva.

SOP (Síndrome de Ovarios Poliquísticos)

El SOP es un desequilibrio hormonal que afecta entre un 10 y un 15% de las mujeres. Este desequilibrio afecta de diversas maneras: menstruaciones irregulares, problemas de fertilidad, abortos espontáneos, vello facial o corporal excesivo, caída del pelo, acné, problemas de peso y lo que más nos concierne cuando somos madres, es decir, la creación inadecuada de los receptores de prolactina, responsables de la producción de leche materna.

Tenemos que tener claro que sufrir este síndrome, o verse afectada por alguno de estos problemas, no implica directamente problemas de lactancia, pues se estima que un tercio de las mujeres con SOP tienen una producción de leche normal y un 3% de ellas tendrán hipergalactia (exceso de leche).

Las mujeres que sufren este síndrome es conveniente que acudan a un especialista en lactancia materna y se informen sobre la existencia de un medicamento que ayuda a equilibrar el desajuste hormonal que padecen, para favorecer el crecimiento del tejido mamario durante el embarazo y la normalización de los receptores de prolactina en el posparto.

Alteraciones de la tiroides

Sufrir desarreglos tiroideos durante el embarazo o anteriormente puede afectar a la producción de leche materna, por ello, es necesario una supervisión inmediata tras el parto.

La glándula tiroides secreta especialmente tiroxina (T4) y triiodotironina (T3). En cuanto a la lactancia, la presencia de T3 es necesaria para que exista una adecuada respuesta a la prolactina de la mama, vital para la producción de leche.

La disfunción tiroidea, especialmente el hipotiroidismo, puede asociarse a una hipogalactia o poca producción de leche. El déficit de yodo, puede producir hipotiroidismo y de igual modo podría producirlo el exceso.

Las enfermedades tiroideas que pueden asociarse a una hipogalactia son las que de alguna manera pueden afectar la función de la glándula, así: el hipertiroidismo, el hipotiroidismo, la tiroiditis.

Tanto el hipertiroidismo y el hipotiroidismo pueden producir una hipogalactia o falta de leche, por una disminución de la secreción de leche. Por lo que ante una situación de hipogalactia es recomendable el estudio de la función tiroidea. La medicación, en estos casos, es compatible con la lactancia materna.

Y cabe recordar que durante la lactancia, se estima que las necesidades de yodo son de 250 microgramos al día.

Síndrome de Shehann

Cuando se produce una hemorragia severa en el parto, en el posparto o en etapas anteriores de la vida, ésta puede comprometer el funcionamiento de la hipófisis (la glándula pituitaria). Se trata del centro neurálgico que controla, entre otras hormonas, las encargadas de producir la leche materna.

Se considera una patología grave, aunque poco común, e implica que la producción de leche sea insuficiente o incluso inexistente.

Cirugía de reducción mamaria

Una cirugía de reducción de pecho puede provocar una baja producción de leche materna. Cuando una mujer ha pasado por una reducción de pecho en su juventud, no suele haber sido informada de las consecuencias de esta intervención, si posteriormente se plantea amamantar a su bebé.

En la mayoría de los casos, en la primera lactancia, la producción de leche será insuficiente para poder mantener una lactancia materna exclusiva y tendrá que recurrir a la lactancia mixta.

Las intervenciones suponen un trauma físico para la glándula porque aparte de eliminar grasa también se elimina tejido mamario en la operación y los conductos se seccionan … Las incisiones que se practican en la areola causan la sección de los nervios mamarios que son los encargados de regir y determinar oferta y demanda.

Es cierto que los conductos seccionados tienden a buscar la luz del pezón y a menudo se puede ver calostro en el pezón durante la gestación pero esta no resulta ser suficiente para garantizar una lactancia materna exclusiva.

INCISIONES EN REDUCCION DE MAMAS

A modo de resumen

En la mayoría de los casos la hipogalactia no es fácilmente reversible, pero con la ayuda de especialistas en lactancia materna y, en ocasiones, de algunos fármacos, se puede llegar a paliar la hipogalactia y conseguir una lactancia materna exclusiva en unos casos o a establecer una lactancia mixta en otros.

No obstante, también es cierto que a veces, la hipogalactia es tan severa que la opción de amamantar al bebé es inviable, por lo que no hay más remedio que optar por otras soluciones como la leche de fórmula o la leche materna donada.

Debemos ser conscientes de que cuando la cantidad de leche es escasa, podemos suplir esta dificultad de otras maneras. Hay que saber que el pecho es mucho más que alimento. Amamantar es algo más que producir grandes cantidades de leche, ya que es apego, contacto, intimidad compartida entre la madre y el bebé. En los casos en los que ni siquiera la lactancia mixta es viable, debemos partir de la misma premisa y procurar la creación de un clima lo más parecido al de la lactancia materna para que no sólo nuestro bebé, sino también nosotras mismas, seamos tocados por los beneficios de contacto continuo entre la madre y el hijo.

Tener hipogalactia o baja producción de leche materna no tiene porqué significar el abandono de la lactancia si no es lo que la madre desea. La mayor parte de casos de hipogalactia se pueden solventar con suplementos de leche artificial o leche materna donada. Además, es posible que la suplementación sea temporal y, en algunos casos, se pueda recuperar una buena producción de leche materna a través de técnicas de relactación.

 

Resumen elaborado por Alba Padró. Asesora de Lactancia de ALBA. IBCLC.
Revisado por Maria Berruezo y Eulàlia Torras. Asesoras de Lactancia de ALBA.